Un Viaje de Pasión y Compromiso
En la pintoresca localidad de Carahue, el 2 de octubre de 1984, nació un niño destinado a
dejar una huella profunda en su comunidad. Pablo Riffo, hijo de Raúl Riffo Vargas y Elda
Gallegos Canales, creció en un hogar donde la cultura y el arte eran tan vitales como el aire
que respiraba. Desde una edad temprana, Pablo mostró un fervor inusual por las artes y el
deporte, un entusiasmo que lo llevaría a vivir una vida llena de logros y dedicación.
Durante sus primeros años, asistió a la Escuela Kim Ruka, donde no solo sobresalió
académicamente, sino que también se sumergió en una variedad de actividades
extracurriculares. Participó en el ballet folclórico Bafka, y se destacó en el baloncesto y el
quimboxibus, una combinación única de deportes y danza que marcó el inicio de su
trayectoria multifacética.

A los 13 años, Pablo se mudó a Temuco para continuar su educación en el liceo A28. Aquí,
su amor por la danza folclórica floreció. Junto a su compañera y ex campeona de cueca,
Pablo se convirtió en campeón nacional de cueca en enseñanzas medias. Sus habilidades
lo llevaron a recorrer diversas regiones de Chile, compartiendo la riqueza de la danza
nacional con audiencias que apreciaban su pasión y talento.

Tras estos años de éxito en la danza, Pablo regresó a su primera pasión, el ballet folclórico,
integrándose al renombrado ballet folclórico Bafote de Temuco. Sin embargo, su deseo de
servir a su comunidad lo llevó a explorar nuevas avenidas. Mientras aún estaba en los
liceos A28 y Pablo Neruda, comenzó a involucrarse en actividades dirigenciales,
combinando su amor por el arte con un creciente interés en el liderazgo y la política.

En paralelo a su vida artística, Pablo desarrolló una pasión por el deporte. Aunque comenzó
con baloncesto y artes marciales, el boxeo se convirtió en su disciplina preferida, mostrando
su capacidad para enfrentar desafíos con la misma intensidad que en la pista de baile.

En el ámbito personal, Pablo encontró un equilibrio perfecto. Se convirtió en padre de
Ignacia Riffo Penegas, una niña que ilumina su vida y de quien está profundamente
orgulloso. En el plano romántico, su relación con Isis Beatis Brau, que ha durado más de
una década, es testimonio de su compromiso y amor duradero.

Pablo también ha dejado una marca significativa en el campo político. Su carrera en este
ámbito comenzó con el senador Alberto Espina, donde trabajó de manera voluntaria y
comprometida. Posteriormente, su experiencia lo llevó a colaborar con el diputado Germán
Becker y finalizar su etapa con el diputado René Manuel García. Su habilidad para
coordinar campañas y trabajar con líderes locales lo posicionó como un valioso activo en la
campaña del actual alcalde, Roberto Negra Aburto.

Hoy en día, Pablo vive en el campo, donde encuentra paz y reflexión. Está a punto de
cumplir 40 años, y al mirar hacia atrás en su vida, puede ver un trayecto lleno de esfuerzo,
pasión y dedicación. Su historia es un testimonio de cómo una vida vivida con propósito y
amor puede tener un impacto duradero en todos los ámbitos que uno toca.

Pablo Riffo no es solo un hombre de arte y deporte; es un símbolo de compromiso y
versatilidad, cuya vida continúa inspirando a aquellos que tienen el privilegio de conocerlo.